Los resultados de un estudio de 11 años de duración sobre 13.421 participantes revelaron que los participantes con la mayor ingesta de vitamina C tuvieron un 70% menor riesgo de mortalidad cardiovascular.
Estos últimos hallazgos del estudio se suman a la creciente evidencia que vincula la vitamina C con la salud cardiovascular, que según los investigadores habían tenido resultados mixtos hasta el momento.
«Los estudios previos mostraron algunas limitaciones, incluido un ajuste subóptimo para posibles factores de confusión, como la ingesta de fibra», escribieron los dos autores, Nerea Martín-Calvo y Miguel Ángel Martínez-González, investigadores asociados con la Universidad de Navarra en España y el Instituto de Salud Carlos III en Madrid, en su estudio publicado en Nutrients.
La gran cohorte de participantes en el estudio forma parte del estudio de Seguimiento de la Universidad de Navarra (SUN), que está compuesto por estudiantes universitarios españoles y antiguos alumnos.
Detalles del estudio
La inscripción al grupo de participantes del estudio permaneció abierta y la información de seguimiento se recopiló mediante cuestionarios enviados por correo cada dos años.
De los 22.280 participantes reclutados antes de marzo de 2014, el número final utilizado en este estudio de vitamina C se produjo después de excluir a los participantes por diversas razones, incluidos 308 participantes debido a enfermedad cardiovascular prevalente, y 7.384 participantes menores de 40 años (considerados demasiado jóvenes para presentar un evento cardiovascular durante el seguimiento).
El cuestionario pedía a los participantes que identificaran con qué frecuencia en el último año consumieron alimentos y bebidas de una lista de 136 artículos. Esta información ayudó a los investigadores a tener en cuenta no solo la ingesta de vitamina C, sino también otras variables, como el consumo de fibra y energía (calorías).
Los investigadores dividieron la ingesta de vitamina C de los participantes en terciles, de mayor a menor. Descubrieron que los participantes en el tercil más alto eran mayores, más propensos a ser mujeres, menos propensos a ser fumadores actuales, físicamente activos y pasaban menos tiempo viendo la televisión.
Además, los participantes del tercil superior informaron una mayor ingesta de fibra, se adhirieron a un patrón de dieta mediterránea y tenían más probabilidades de tomar suplementos de vitamina C.
«Hallamos que la ingesta total de vitamina C mostró una modesta correlación con la ingesta de energía, pero estaba altamente correlacionada con la ingesta total de fibra», escribieron.
También descubrieron que las afecciones cardiovasculares, como el aneurisma aórtico, la insuficiencia cardíaca y la hipertrigliceridemia al inicio del estudio, eran menos prevalentes en el grupo de mayor consumo de vitamina C. Sin embargo, encontraron que el grupo con mayor cantidad de vitamina C era más propenso a la hipertensión, la trombosis venosa, la diabetes y el cáncer, «probablemente debido a la edad más avanzada de los participantes en este tercil».
Un problema importante para los investigadores fue separar la vitamina C de la ingesta de fibra, especialmente con el consumo de frutas y verduras, ya que la vitamina C y la fibra estaban altamente correlacionadas.
La naturaleza de autoinforme del estudio fue una limitación importante en el estudio, admitieron los investigadores. Otra fue la muestra relativamente limitada de participantes.
«La cohorte SUN no es una muestra representativa de la población general», escribieron. «Por lo tanto, la generalización de estos resultados debe basarse en mecanismos biológicos más que en la representatividad estadística».
Otro problema fue separar la vitamina C de la ingesta de fibra, especialmente con el consumo de frutas y verduras, ya que la vitamina C y la fibra estaban altamente correlacionadas.
Aunque estudios previos han observado el efecto de la vitamina C en la salud cardiovascular, los investigadores de este estudio actual argumentaron que estos hallazgos son los primeros en explicar la ingesta de fibra mediante el uso de un método residual (ajustando los números para anular la correlación con la fibra).
Los investigadores pidieron la reproducción de este análisis en diferentes poblaciones antes de que se puedan evaluar las implicaciones clínicas. Un estudio similar que analiza un vínculo entre la vitamina C y la salud cardiovascular con una muestra grande se realizó en Dinamarca y se publicó en el American Journal of Clinical Nutrition en 2015.
«Se necesita más investigación para comprender completamente los mecanismos biológicos que explican estas asociaciones», escribieron los investigadores. Además, estos resultados deben reproducirse en diferentes poblaciones antes de poder evaluar las implicaciones clínicas.
Referencia
Martín-Calvo N, Martínez-González MÁ. Vitamin C Intake is Inversely Associated with Cardiovascular Mortality in a Cohort of Spanish Graduates: The SUN Project. Nutrients. 2017 Aug 29;9(9). pii: E954. doi: 10.3390/nu9090954.