Según este estudio, se han encontrado signos del síndrome de fatiga crónica (SFC) en las bacterias intestinales en la investigación conducida en la Universidad de Cornell, que cuestiona si la enfermedad se origina en el cerebro.

Los resultados demuestran no sólo una vez más la estrecha relación de la conexión intestino-cerebro en las funciones gastrointestinales diarias, sino también en la aparición de enfermedades crónicas en las que los prebióticos como fibras dietéticas o los probióticos han demostrado su efectividad.

El SFC es una enfermedad debilitante que incluye síntomas como fatiga, dolor muscular o articular, dolor de garganta, dolores de cabeza y sueño no reparador.

Las personas con SFC se quejan con frecuencia de problemas gastrointestinales diversos, incluyendo el síndrome de intestino irritable (IBS)

Los esfuerzos para tratar estos síntomas intestinales han incluido el uso de suplementos. En dos estudios, se ha informado de una mejora marginal en ciertos síntomas después de la terapia oral de probióticos.

Investigadores de la Universidad de Cornell no sólo encontraron una gama de marcadores biológicos de la enfermedad, sino que fueron capaces de diagnosticar correctamente el SFC en el 83% de los pacientes a través de muestras de sangre y heces.

«Observamos que la diversidad bacteriana disminuye en las muestras de pacientes con SFC en comparación con los controles», anotaron los autores. «En particular, una reducción en la abundancia relativa y diversidad de los miembros pertenecientes al filo Firmicutes».

Además se encontraron una serie de agentes microbianos inflamatorios en la sangre, lo que sugiere un intestino permeable que resulta en la aparición de problemas intestinales que permiten a las bacterias pasar a la sangre. Las bacterias en la sangre inician una respuesta inmune que puede empeorar los síntomas.

Una disminución de la diversidad bacteriana intestinal se ha implicado en enfermedades crónicas como el SFC y enfermedad de Crohn.

La metodología presentada podría ofrecer un diagnóstico no invasivo y un paso hacia la comprensión de la causa de la enfermedad.

Parte del problema que continúa confundiendo a los expertos es si el microbioma intestinal alterado es una causa o es una consecuencia de la enfermedad.

Detalles del estudio

El equipo reclutó a 48 personas diagnosticados con SFC y a 39 sujetos sanos para formar el grupo de control. Todos los participantes proporcionaron muestras de heces y sangre.

Usando tecnología de secuenciación de ADN, el equipo mapeó áreas de ADN microbiano de las muestras de heces para identificar la especie bacteriana en particular.

La reducción de especies bacterianas antiinflamatorias y por lo tanto la diversidad en el intestino de los pacientes con SFC fue una observación también vista en aquellos con enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa.

Estudios similares han identificado el tracto gastrointestinal de los pacientes de SFC como un entorno favorable a la inflamación.

Este ambiente podría causar daños en el epitelio intestinal, aumentando así el movimiento de las bacterias, o translocación microbiana (MT) y desencadenar una respuesta inmune inflamatoria.

Nuestros datos apoyan la hipótesis de una translocación bacteriana mayor en el grupo de SFC según lo evidenciado por los niveles significativamente elevados de marcadores inflamatorios como el lipopolisacárido (LPS) en la sangre», señaló el estudio.

La permeabilidad intestinal aumentada y los niveles crecientes de LPS se han descrito también en pacientes con enfermedades hepáticas y enfermedad inflamatoria intestinal (EII), sugiriendo que una activación de agentes pro-inflamatorios podría ser importante para la progresión de la enfermedad en el SFC.

Referencia

Giloteaux L, Goodrich J, Walters W, Hanson MR. Reduced diversity and altered composition of the gut microbiome in individuals with myalgic encephalomyelitis/chronic fatigue syndrome. Microbiome 2016;4(30) – publicado en línea antes de su impresión. doi: 10.1186/s40168-016-0171-4.